El campo finalizó su cosecha y comenzó la siembra, los camiones llegan a los puertos llenos de granos, los proveedores de insumos siguen vendiendo y los aviones continúan volando.
El trabajo agroaéreo no entró en cuarentena y la aviación agrícola continúa trabajando al igual que todo el sector agropecuario ya que es un eslabón fundamental de la cadena agroindustrial. ¿Cómo están trabajando nuestros socios, qué tuvieron que modificar debido a la pandemia del Covid-19, en qué se diferencian al resto de los trabajadores argentinos, qué los preocupa? Desde la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (Fearca) hablamos con ellos para saber cuál es su mirada y qué opinan sobre la economía agropecuaria.
“En Agroalas seguimos con trabajos de aplicación y siembra aérea utilizando los protocolos de seguridad como, por ejemplo, las medidas de distanciamiento entre el personal de la empresa y el uso obligatorio de barbijos y guantes”, contó Santiago Seiler, aplicador aéreo de la zona del NOA, y continuó: “Además implementamos procedimientos de desinfección y limpieza de áreas comunes y materiales que se manipulan por más de una persona”. Por su parte, Fabricio Pesquero, aeroaplicador de la zona de Río III, provincia de Córdoba, explicó: “Durante la pandemia hicimos siembra de cultivos de cobertura y barbechos a maíces en pie, implementando las medidas de prevención necesarias tales como barbijo, mantener la distancia con el otro y no compartir el típico mate en el campo”. En la zona del Chaco, el aeroaplicador y ex presidente de Fearca, César Antonietti explicó que “para el trabajo agropecuario aéreo esta fue una campaña atípica debido a que la rebaja de los combustibles llevó a que los productores contratasen al avión para desecar y hacer una serie de trabajos que años anteriores no se hacían” y explicó que “la siembra aérea tanto de avena, cebada como de pasturas para alimentación del ganado comenzaron temprano”. Con respecto a los cambios que se realizaron a partir de la cuarentena Antonietti resaltó que no hubo mayores problemas de circulación gracias a que la actividad agropecuaria está exceptuada, aunque destacó que “el sistema que se utiliza para controlar en las rutas y los pueblos del interior es caótico dado que no hay protocolos establecidos y cada funcionario toma por sí mismo las decisiones según su criterio para implementar los controles, lo que generan situaciones ridículas”. Yéndonos a la zona núcleo de nuestro país, el aeroaplicador oriundo de Chacabuco, provincia de Buenos Aires, Alcides Piero, nos contó: “Cuando se decretó la cuarentena, estábamos en la etapa final de aplicación de líquidos de soja de segunda y en plena etapa de siembra, continuamos nuestros trabajos sin inconveniente, sólo implementamos un protocolo de cuidados y solicitamos a la ANAC la certificación para volar”; lo cual casi no afectó a sus trabajos. “Sólo tuve un par de inconvenientes con la policía de dos localidades por un tema de falta de información de parte de ellos”, expresó Piero.
¿Habrá impacto económico?
El campo sigue siendo el sostén de la economía, ¿qué va a pasar con el sector que es capaz de producir alimentos para más de 400 millones de personas?
Con respecto a cómo puede impactar la pandemia, Seiler aseguró que “a corto plazo va a ser positivo ya que la necesidad de alimentos va a aumentar, pero se va a ver afectado a que los precios acompañen ya que si la pandemia continúa no va a haber dinero para poder comprar dichos alimentos lo que será, a largo plazo, negativo para el sector”. Por su parte, Fabricio Pesquero sostuvo que “genera cierta incertidumbre en la actividad en general, la caída en la actividad económica llevó a un desplome en los valores de cereales y oleaginosas, lo que puede llevar a dos situaciones respecto a la actividad aeroagrícola. Por un lado, puede hacer que la baja en la rentabilidad del agro lleve a que se aplique menos tecnología en las zonas marginales de producción haciendo que áreas cercanas a mi base, por ejemplo, tengamos menos actividad por el costo de la aplicación o que lleve a una mayor actividad por nuestra parte ante la necesidad de los productores a ser más eficientes”. Además, Pesquera opinó: “vengo observando en mi corta experiencia como aeroaplicador que se está utilizando cada vez más el avión en la zona por la utilidad económica que genera, representando el costo de la aplicación aérea un costo sumamente inferior a los insumos que se deben aplicar si se espera terminar con las tareas de cosecha”.
Antonietti opinó: “Una vez más la actividad agropecuaria va a ser una de las pocas que siga apostando desde el área nacional al fisco. Así como reconocemos a los médicos, las ciudades tienen que reconocer al campo el crecimiento de la Argentina”, y remató: “es evidente que el tan nombrado y mentado federalismo sólo se aplica para los impuestos porque el interior aporta para el crecimiento de una economía portuaria para un solo punto central que es la capital de nuestro país y eso genera situaciones muy injustas como por ejemplo que el interior es participe mínimo en la toma de decisiones; somos los peces pilotos de la gran ballena”. Por su parte, Piero que además de aeroaplicador es productor agropecuario contó: “Están afectando muchísimo los precios de los cereales y, desgraciadamente, este gobierno en lugar de apoyar las actividades que están funcionando para que puedan mejorar la producción y ser más competitivos, pone cada vez más impuestos, lo que lo hace cada vez más complicado” y opinó: “hoy estoy viendo que la rentabilidad del campo es mínima”.
¿Seguimos siendo los mismos?
Durante estos más de cincuenta días, la gente fue pasando por distintas etapas. No es lo mismo vivir en Capital Federal que en una ciudad de menos de cien mil habitantes; no es lo mismo una persona que trabaja en el campo que una que está en una oficina. “Veo mucha incertidumbre y angustia en los otros sectores que no es tan muy ligados con el campo, veo los comercios en mi ciudad que están mal, hay sectores que les va a pegar muy fuerte”, resaltó Piero. “Esta situación angustia a todo ser viviente dado que representa aquello que siempre nos acecha que es la muerte, significa que todos estamos expuestos de una manera u otra, ricos y pobres, blancos y negros, ciudad y campo”, señaló Antonietti y finalizó: “La gente está angustiada, la cuestión económica es casi una excusa, es una asechanza de saber que somos tan leves y tan pasajeros como un pequeño reflejo”