El Director de Lechería de la Nación admitió la demora en la implementación del programa Impulso Tambero por «los tiempos de inscripción y encuadramiento» de los productores. Desde el sector remarcaron la falta de respuestas de las administraciones provinciales y nacional.
Durante una recorrida por la cuenca lechera santafesina, el Director de Lechería de la Nación, Arturo Videla, le transmitió a los productores que la demorada compensación del programa Estímulo Tambero «está próximo a salir», tras un período de inscripción y encuadramiento que «llevó su tiempo».
Sobre la asistencia al sector, tanto por sequía como por el encarecimiento del alimento que causó el «dólar soja», el funcionario se refirió a la propuesta que hicieron algunas entidades, como Meprolsafe y la Junta Intercooperativa de Productores Lecheros (JIPL), para asistir a empresarios que no calificaron para recibir compensaciones con un crédito con tasa subsidiada y plazo acorde con las usinas «como agente de retención» y anticipó que «se analiza» esa opción.
Junto al Director de Lechería de la provincia Abel Zenklusen, el funcionario visitó el martes 14, en San Jerónimo Norte, a la flamante CETACOL (Centro de Tamberos de Las Colonias), entidad de reciente creación sobre la base de lo que fuera la FECET (Federación de Centros Tamberos). Y al día siguiente se reunió con socios y directivos de Asociación Unión Tamberos (AUT) en Franck.
Videla calificó el momento que atraviesa la lechería como una «situación única, especial y que no se ha dado en 80 años; y que verdaderamente pone en un punto límite al sector lechero». Por ese motivo consideró: «es importante tomar medidas para contener a la mayor cantidad de productores y no repetir situaciones que se han dado en crisis cíclicas del sector, donde queda una buena cantidad de productores afuera».
Al respecto, se refirió al Impulso Tambero (compensaciones): «llevó su tiempo de inscripción y de encuadramiento para los productores que podían participar y está próximo a salir». Al mismo tiempo consideró que «hay que rever algunas otras medidas de articulación», entre las administraciones provinciales y Nación. Y adelantó que se «están analizando posibilidades de poder contar con capital de trabajo a través de las industrias como agentes de retención, que en algún momento de la historia de la lechería se implementó».
El objetivo, concluyó, es «poder contener la mayor cantidad de productores en esta situación -que los pone al límite- de no tener comida para las vacas y que esté tan desfasada la relación entre el litro de leche y el kilo de soja y de maíz».
Respuesta urgente
Por su parte, los tamberos de CETACOL emitieron su primer comunicado institucional tras la visita de Videla, a quien sólo mencionan la final con un agradecimiento por la visita. El eje del documento se centra en una descripción muy detallada de la crisis y la demanda «con urgencia» de medidas de asistencia.
«Lo que preocupa es la falta de empatía por parte de quienes deben tomar decisiones», advierten, ante lo que consideran «ayudas económicas insuficientes y que aún no se hicieron efectivas». Mencionan, al respecto, el programa Impulso Tambero y las ayudas por emergencia dispuestas por la gestión provincial. Sobre esto último, protestaron: «nos informaron que reducirá el monto a otorgar de $700.000 a $400.000 por falta de fondos, lo cual nos parece una ‘burla’ más que una ‘ayuda'».
En el diagnóstico sectorial, plantean que se perdió el 80% de los maíces para silo y no se pudieron confeccionar rollos con pasturas a causa del golpe climático. Esto llevó a una reducción de dietas «que junto al calor agobiante generó una merma del 25% de producción». El cuadro se completa con la imposibilidad de sembrar los verdeos invernales y la disponibilidad de reservas de alimento para 4 meses con silo y 2 meses de rollos. A lo que suman «alquileres cada vez más altos y con distorsiones generadas gracias a medidas como el dólar soja, que destruyó la rentabilidad de las economías regionales».
También solicitan a las autoridades que comprendan que los costos «están en dólares reales», mientras que por las medidas oficiales «el producido se comercializa a la mitad de precio que en los países de la región».
Desde CETACOL entienden que «la magnitud de la crisis y las despilfarradoras administraciones del estado nos han dejado en un punto de quebranto que será complejo de resolver. Situaciones extremas requieren medidas extremas, el esfuerzo del productor es innegable, pero sin el apoyo del estado y la sociedad el futuro se torna complicado. Es el momento de dar respuestas, mañana puede ser muy tarde».
Reservas y ánimo por el suelo
Desde AUT, el presidente Carlos Berrón manifestó, tras la visita oficial: «los temas tratados son aquellos que recurrentemente están afectando al sector lechero en los últimos tiempos: sequía, la falta de financiamiento, la dispersión de precios y la ausencia de medidas concretas para mitigar esta situación».
También destacó el acompañamiento de Videla en el sentido «de seguir defendiendo activamente la lechería y el cooperativismo», al tiempo de advertir de las consecuencias que pueden llegar a tener la profundización de la crisis climática.
La visita oficial también coincidió con una reunión del Foro de Lechería de Coninagro en la sede de AUT. Desde allí, Javier De La Peña (ex presidente de la cooperativa) dijo que la crisis «es casi indescriptible» tras los últimos golpes que asestó el clima, con la alternancia de olas de calor con una helada en febrero. «Esto hace que las reservas de los productores y el ánimo estén decaídos».
En este escenario, indicó que «no hay mucha perspectiva respecto del nivel de producción que uno anhela tener; es muy complicado conseguir comida y el gobierno no cumple con las promesas que hizo; el crédito no es viable y el apoyo de la provincia es escaso o nulo». Esto, en un contexto en el que muchos «ya están vendiendo vacas (descapitalizando) para poder bajar gastos de alimento; con la consecuencia de disminución de tambos y menor producción de leche».
Por ello, como todos en el sector, consideró que se precisan «medidas razonables» de los gobiernos, especialmente el provincial «que declaró un superávit fiscal», con el objetivo de que «la economía de los tambos y los pueblos no se vea resentida».