Según un informe elaborado por la Fundación Barbechando, se han registrado menos leyes sancionadas, menos sesiones y una baja actividad en comisión durante estos meses.
El primer semestre del 2023 ha sido un período marcado por la escasa actividad legislativa en el Congreso Nacional Argentino, lo cual ha tenido un impacto negativo para los intereses del agro ante la imposibiliad de tratar proyectos que demanda el sector.
Según un informe elaborado por la Fundación Barbechando, se han registrado menos leyes sancionadas, menos sesiones y una baja actividad en comisión durante estos meses.
Tres claves explican estos resultados
Baja actividad legislativa por la campaña electoral: La participación de una parte significativa de los legisladores en la campaña política ha restado tiempo y recursos para la elaboración y debate de leyes en el Congreso.
Acuerdos políticos en descenso: La contienda electoral ha generado tensiones entre el oficialismo y la oposición, evitando que se llegue a acuerdos para debatir y aprobar proyectos de ley en beneficio del sector agropecuario.
Agenda de la sociedad sin respuesta: Tanto el Poder Ejecutivo como el Legislativo han mostrado dificultades para abordar los problemas fundamentales que afectan a la sociedad, como la inflación, la inseguridad, el desempleo y la pobreza, desviando la atención de temas relevantes para el agro.
Los números del Congreso durante este primer semestre son contundentes. Se sancionaron solo 20 leyes, la mitad de las aprobadas en el mismo período del año anterior. Menos del 1% de los más de 2000 proyectos presentados se convirtieron en ley, lo que refleja la falta de avance en la agenda legislativa.
Agenda agro
En cuanto a la agenda agropecuaria, los resultados han sido igualmente desalentadores. Solo una iniciativa relacionada con la promoción de orgánicos ha obtenido media sanción, mientras que aproximadamente un centenar de proyectos agro aguardan su tratamiento. Incluso temas cruciales como el régimen de fomento de exportaciones agropecuarias no lograron avanzar debido a la falta de acuerdos políticos.
La performance de los legisladores agro también ha sido cuestionable. A pesar de contar con una treintena de legisladores vinculados al sector, solo han presentado el 20% de las iniciativas agropecuarias.
De cara al resto del año, la campaña electoral seguirá limitando la actividad legislativa. Aunque se espera alguna sesión entre las PASO y las elecciones generales, es poco probable que se aborden temas de alto impacto económico y social. Sin embargo, se confía en que, con el cambio de gobierno, independientemente del signo político, el próximo año pueda ser más activo en términos legislativos.
Para Barbechando, la situación actual refleja una naturalización de la paralización del Congreso en años electorales, lo cual urge replantear. El sector agropecuario argentino necesita que se debatan y aprueben políticas públicas claras que impulsen su desarrollo y crecimiento a largo plazo. El Congreso debe ser el espacio de consenso para definir el rumbo del país en las próximas décadas y superar las limitaciones que la campaña política impone en la actualidad.