El restablecimiento de las condiciones de humedad para gran parte de la principal zona productiva Argentina tuvo como efecto una revisión al alza de las proyecciones de producción, y se espera ahora que la cosecha 2019/20 sea la segunda más alta en la historia del país, sólo por detrás de la del año pasado. De continuar las buenas condiciones climáticas, se proyecta que las exportaciones del complejo agroindustrial argentino generen en el año 2020 un ingreso de divisas por US$ 26.330 millones, sumando los principales granos y productos derivados. Si se resta la salida de dólares por importaciones de soja, en términos netos la agroindustria argentina exportaría bienes por un total de US$ 25.090 millones, US$ 280 millones por detrás del valor exportado en el 2019. Así, pese a que la producción de los cinco cultivos seleccionados caería un 6% anual, el valor de las exportaciones de granos y sus principales derivados apenas bajaría un 2% en relación al año anterior.
En el caso del trigo, cuya cosecha ya ha avanzado sobre el 99% de los lotes implantados estimándose una producción 2019/20 de 19,5 Mt, el valor de las exportaciones proyectadas para el 2020 alcanzaría 2.460 millones de dólares, casi US$ 80 millones por encima del valor del año anterior. Sucede que si bien aumenta el volumen del saldo exportable en el nuevo ciclo, el precio promedio anual de exportación caería de U$S 220/t a US$ 194 la tonelada en el nuevo ciclo, erosionando parte de esas ganancias.
Tanto el maíz como la soja, en tanto, se está completando actualmente la siembra 2019/20 del cultivo por lo que las proyecciones de producción son aún preliminares, dependiendo de la evolución del clima en sus respectivos períodos críticos. Sin embargo, en base a la proyección actual de producción 2020 de maíz de 49,5 Mt y 54 Mt para la soja y de acuerdo a los precios que hoy se esperan para los respectivos momentos de embarque, se proyecta que las exportaciones anuales de maíz podrían generar un ingreso de divisas por 5.440 millones de dólares en 2020, casi 500 millones por debajo del valor exportado el año anterior. Con precios de exportación mayormente en línea con los vigentes el año anterior, la caída se justifica en la baja del volumen exportado a raíz de la caída en la producción desde los 51,5 Mt que se cosecharon el año pasado.
Del lado de la cadena sojera, complejo exportador líder de la economía argentina, se proyecta que para el año 2020 podría exportar poroto y productos derivados de su procesamiento por un valor total de US$ 15.660 millones de dólares, US$ 660 millones más que el estimado para el 2019 y US$ 3.400 millones por encima del fatídico año 2018, cuando una severa sequía diezmó la producción sojera en Argentina. El producto que más aporta a la generación de divisas del complejo soja, la harina o pellet, representará más del 60% de las mismas con US$ 9.500 millones, US$ 600 millones por encima del año anterior.
El aceite de soja, en tanto, estaría en condiciones de registrar exportaciones por un valor anual cercano a los US$ 3.500 millones en el 2020, muy similar a lo registrado en el 2019, en tanto que los envíos de biodiesel sumarían otros 800 millones de dólares.
Para el poroto de soja, la proyección de exportaciones para el 2020 ascienden a US$ 3.140 millones, unos US$ 350 millones menos que el año anterior. Las importaciones de soja, sin embargo, caerían también desde los US$ 1.600 millones que estimamos para el 2019 a algo menos de US$ 1.250 millones en el 2020, de modo tal que las exportaciones netas de este producto ascenderían a US$ 1.900 millones, levemente por encima del ingreso del año previo.
La Tabla 2 muestra la evolución del valor de exportaciones en los últimos años. Allí puede verse que el único año de la serie en el que las netas de poroto de soja resultan negativas es el año 2018, como consecuencia de la sequía que se mencionó antes.
Observando de este modo la evolución de la generación de divisas de los principales productos que componen la agroindustria argentina, se concluye que el afianzamiento de los volúmenes de exportación que permite la segunda mayor producción de granos de la historia argentina, siempre que el clima acompañe, lograría que el ingreso de divisas de la cadena se sostenga en niveles similares al año anterior y en línea con los mejores años de la historia reciente, un aporte invaluable para la estabilidad macroeconómica argentina.