Este concepto plantea la posibilidad de producir durante varios años con los mismos cultivos implantados en el lote. El concepto de Tim Crews; los ensayos en EE.UU., y el correlato santafesino que toma vuelo apoyado por las instituciones. Una idea que pone el modelo agrícola actual patas para arriba
«Trabajamos por un futuro en el que los humanos prosperen como miembros de una ecosfera próspera. Lograr este futuro requiere reconciliar la economía humana con la economía de la naturaleza, y creemos que centrarse en los alimentos y en cómo los producimos es un primer paso transformador. En este futuro, la agricultura regenera el suelo, el agua y el aire de los que depende toda la vida«, afirman desde The Land Institute, un organismo con sede en Kansas (EE.UU.) que viene trabajando fuerte en la apuesta perernne.
Esta semana, el referente del Instituto, Tim Crews, disertó en el Aula Magna de la FCA en Esperanza, y lo consultamos sobre los alcances de esta novedosa iniciativa. «Es importante reconocer que todos los cultivos que conocemos, ya sean cereales, ya sean maíz, trigo o arroz, sorgo, etc. son todos cultivos anuales. Y en tanto cultivos anuales es necesario entre otras cosas, arar la tierra, matar las malezas, etc. cada año» explica.
Sin embargo, las plantas silvestres son especies perennes, especialmente en términos de productividad. «Los bosques, las praderas, la sabana, la tundra, el desierto, están conformados casi en su totalidad por plantas perennes. Esos ecosistemas que conforman los suelos que nosotros usamos en nuestra producción anual de granos. Pero esa producción anual pierde gradualmente la capacidad de esos suelos. Al pensar en la sustentabilidad, tener un sistema productivo que no puede mantener la capacidad de producción directamente no es sostenible», dispara Crews.
Cambio de paradigma
El especialista explica que la vegetación anual protege los suelos y es una inversión en Materia Orgánica, además de formar una buena estructura de suelo, y permitir una mejor infiltración del agua de lluvia. «De allí que los beneficios de la agricultura perenne son muchos, y eso sin mencionar que se ahorra mucho trabajo en transporte, compra de semillas, etc., una idea que a los productores les tiene que seducir«. Según Crews, pasan por lo menos de 3 a 6 años antes que volvamos a plantar otra vez, y eso lo cambia todo. «Es una visión emocionante que estamos difundiendo desde The Land Institute, y que el mundo está necesitando».
Consultado sobre algunas claves de manejo agronómico, explica que una vez que la planta fue cosechada, permanece viva pero entra en un modo vegetativo y no produce más semilla. «Es como con los árboles de manzana, o las plantas de alfalfa, muchos cultivos perennes en los que confiamos, eventualmente las plantas decrecen en su vitalidad, pero también descubrimos que rejuvenecen su capacidad de seguir produciendo las semillas y estamos trabajando en mantener esa capacidad de alta producción», asegura.
Crews explica que esta investigación agronómica que están llevando adelante es muy nueva, y para ello están en las primeras etapas del cultivo de kernza que es un grano desarrollado una pastura intermedia pariente del trigo, que ha sido domesticada de una especie salvaje y luego de un proceso de selección para mejorar su capacidad de rinde y otros atributos como una mejora en su resistencia al vuelco. «Además, trabajamos en la hibridación natural, en la que cruzamos trigo y sorgo con sus primos perennes para usar esa hibridación para desarrollar cultivos comerciales perennes».
En ese sentido, reconoce que ha habido un éxito rotundo en arroz en China. «La gran noticia de este año es que ellos han logrado hacer coincidir la cosecha anual con el máximo rendimiento y eso es substancial, ya que demostraron el concepto que se puede alcanzar rindes altos y consistentes en una planta perenne. En este caso, dos cosechas por año en un período de cuatro años. Y apuntamos a eso en sorgo y trigo».
Consultado sobre los tiempos de la investigación, admite que será lento. «Estimamos que kernza llevará unos 15 años hasta que nos aproximemos al trigo, porque es una especie salvaje con la que comenzamos, en contraste con el arroz, que tiene un rinde alto anual para comenzar. Estos cruces nos permiten saltar rápido, pero es más complicado a nivel genético porque son híbridos y eso conlleva desafíos genéticos para estabilizar los rindes».
Un argentino en Kansas
Tomás Cassani es un joven agrónomo argentino que está trabajando en el equipo de Crews en EE.UU. en The Land Institute. «Es un orgullo un honor poder estar trabajando allá. Es algo nuevo, un cambio de paradigma de la forma que tenemos tradicional de producir», dice. «Estamos tratando de imitar a la naturaleza con los cultivos perennes, uno lo siembra y pueden producir hasta 3 o 4 años, en los cuales no hay que sembrar, con un ahorro de insumos importantísimo, como el gasoil, por ejemplo».
Cassani agrega que se desenvuelve en la parte de economía de suelos, en el proyecto de la kernza, financiado por el USDA, un experimento replicado en 6 localidades del midwest norteamericano, el apoyo de prestigiosas universidades e instituciones. «Es la primera vez que hay un experimento grande con este cultivo y con una variedad que ya es comercial y estamos con los primeros ensayos en algunas localidades para ver cómo se comporta, en los datos del primer año son bastante promisorios».
La pata local
Oscar Osan es el decano de la FCA (UNL), y en diálogo con Campolitoral se entusiasmó con el proyecto. «Ellos trabajan mucho en la permanencia de los sistemas, y nosotros estamos en la búsqueda de ver cómo hacemos para afectar lo menos posible al medio ambiente.», sostuvo. «Están incorporando genética vegetal de hace 10 mil años, para que las plantas produzcan tal cual lo hacen hoy en día las comerciales, pero de una forma mucho más natural y por supuesto con un impacto positivo en el ambiente», agregó.
«Esto es lo que estamos buscando. Estamos parados localmente sobre la empresa Infira, que ya está trabajando en la perennidad de las pasturas, para que duren más de un período; de esa manera mejorar en cuanto al impacto ambiental y reducir el costo de producción (implantación y mantenimiento). Volviendo hacia atrás en el tiempo, el concepto se llama intensificación ecológica, porque esos genes que se rescatan de hace 10 mil años a esta parte, a la vez son más inclusivos, porque muchas prácticas relacionadas con la mecanización se reemplazan con mano de obra«.
Por su parte, Renata Reinheimer (Licenciada en biodiversidad), encabeza el proyecto Infira, que ya es una realidad. Se trata de una empresa de agrobiotecnología dedicada al desarrollo de innovación en tecnologías orientadas hacia una agricultura competitiva y sostenible. Su propuesta de valor pasa por extender el ciclo de vida de las plantas, convirtiéndolas en variedades con un ciclo de vida extendido, incrementando, paralelamente, sus rendimientos y resiliencia por encima y por debajo del suelo.
«Aplicamos una tecnología que nace en el seno de las instituciones públicas como la UNL y el Conicet, con la que queremos convertir los cultivos anuales (trigo, arroz o maíz) en variedades de cultivos perennes. Esta conversión en el ciclo de vida tiene enormes ventajas, en cuanto a la sostenibilidad de los sistemas y los cultivos, pensando en una producción a largo plazo, cuidando los recursos como el suelo», asegura.
Según manifiesta, en The Land Institute son los verdaderos pioneros en el desarrollo de variedades perennes a nivel mundial y ya tienen experiencia a campo de estos cultivos que viven más de una temporada, con la domesticación de una variedad de trigo y de arroz. «Han logrado establecer un sistema de 4 años que se mantiene y en el que van midiendo los beneficios sistémicos por estar en el suelo más tiempo, como la porosidad, evitar el reciclado de nutrientes, reducir la huella ecológica de las prácticas agrícolas. Secuestro de Carbono, reciclado y presencia de nutrientes».
Reinheimer se ilusiona, porque esto implica cambiar la forma de pensar el campo, producir de otra forma más diversificada, combinado posiblemente con algunas anuales, una diversificación espacial en el espacio y el tiempo. «Es disruptivo, es una forma nueva de hacer agricultura, reduce el uso de maquinaria, de insumos, de fitosanitarios, mejorando paralelamente cuestiones ambientales y manteniendo los niveles actuales de producción».
Una de sus socias, María Victoria Nagel, explica que la empresa nace en 2020 («somos pandemilas», asegura con una sonrisa) «pero es el resultado de mas de 15 años de trabajo de Renata en el Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL) y otras instituciones, con un resultado que permite formar esta idea para que llegue con impacto en la producción agrícola».
Nagel aclara que esto no reemplaza lo que ya existe, sino que lo complementa. «Esto es para los productores que no solo busquen producir más, sino que quieran diversificar sus oportunidades de negocio. Manejar parcelas con otra distribución anual y espacial de los cultivos. Hay modelos que ya existen y co existen. Nuestro insumo es el conocimiento procesado para el cliente y eso queremos construir, por eso impulsamos una nueva cultura, y en eso creemos».
El apoyo institucional
Daniel Scacchi es el gerente de la Aceleradora del Litoral, y coincide con este concepto disruptivo. «Que haya emprendedoras generando empresas y que son científicas al mismo tiempo, pensando en transformar cultivos anuales como perennes. Sembrar una planta y cosecharla varias veces va a cambiar la agricultura y esto se está haciendo en Santa Fe».
Scacchi admite que Infira es una empresa de santafesinas apoyada por la UNL en conjunto con otras instituciones como la Bolsa de Comercio o el Parque Tecnológico Litoral Centro, «un ecosistema atento a generar nuevos conocimientos y lograr su aplicación generando nuevos negocios de alcance global, conocimientos que van a transformar el mundo generando excelentes negocios. Hoy Infira está en una etapa de laboratorio y por 3 o 4 años no llegará al campo (la biología tiene plazos largos). Son start ups que llevan tiempo y dinero para validar las regulaciones que son muy estrictas en ese sentido, pero están avanzando muy bien, y sirviendo de inspiración para otros emprendedores».
¿Qué es el kernza?
Thinopyrum intermedium es más conocido comúnmente como pasto de trigo intermedio. Se trata de una hierba perenne que forma césped, originario de Europa y Asia occidental. Es parte de un grupo de plantas comúnmente llamadas pastos de trigo debido a la similitud de sus cabezas de semillas u mazorcas con el trigo común. Sin embargo, los pastos de trigo generalmente son perennes, mientras que el trigo es anual.