Ante las nuevas demandas ambientales, los insumos de origen natural multiplican la oferta de protección de cultivos. Detrás de esa visión, una empresa local crece de la mano de la innovación y la diversificación constante.

Para Rodrigo Monella, la visión del negocio siempre estuvo bien clara: aprovechar los mismos recursos que están en la naturaleza para cuidar y proteger a los cultivos. Fue así que este Licenciado en Biotecnología decidió avanzar detrás de la conformación de esta empresa. «Fue una idea que tengo desde que era estudiante en la UNL. Siempre me apasionó la microbiología y los bioinsumos; siempre me pareció sumamente atrayente e impactante cómo generar productos biológicos», le confiesa a Campolitoral.

Luego de una pasantía en la Facultad, y con su expertise como técnico mecánico electricista a cuestas, fue puliendo la idea en constante contacto con su padre, sobre todo en lo referente a la parte mecánica. «Para pasar a la escala industrial se precisaba ajustar el manejo de los fermentadores, y me fui involucrando cada vez más», agrega.

El motor y la idea. Rodrigo Monella combina el conocimiento del mercado y del mundo científico.

Luego de una pasantía en Brasil con una tesis de control de nematodos, y cuando se volvía para terminar la carrera, presentó su tesis de grado y una beca doctoral. No había trabajo en las empresas en 2004, pero pudo entrar al INTA Castelar para seguir con su capacitación. «No había nada de información en aquel entonces, pero me parecía sumamente atrayente esta tecnología. Por eso, después pasé a una empresa para la microbiología en la industria láctea».

Monella ya tenía una pequeña planta para inoculantes de soja, y junto con su padre armaron los primeros reactores en un garaje. Y ahí se largaron con la parte comercial; el desarrollo; y salir al campo para conocer el mercado. «Se me ocurrió entonces un producto nuevo: un bio estimulante para producción intensiva. Algo muy casero, pero que daba unos resultados espectaculares (las semillas germinaban un par de días antes)», recuerda. Ahí conoció a varios productores y técnicos, como Diego Pérez y José «Peco» Alonso, con quien se juntó para armar la empresa en 2016, siempre buscando productos innovadores.

Desde entonces el crecimiento fue constante, y hoy ya dan trabajo a unas 20 personas. «Los productores siguen creyendo en nosotros, y tenemos la ventaja de contar con productos innovadores, estamos sacando continuamente nuevos productos», se enorgullece.

Búsqueda permanente

En esa búsqueda constante, han ido forjando un ADN ligado al permanente desarrollo de nuevos productos. Además, el haber trabajado en INTA le permite a Monella conocer la dinámica de la investigación por dentro. «Tenemos relación con muchas entidades e investigadores, y constantemente absorbemos esas tecnologías y logramos que esos productos salgan a la calle».

De esa forma, el portafolio no para de crecer, abarcando también una línea de pro bióticos para animales, convenios para desarrollar bacterias y hongos controladores de enfermedades en la parte agrícola y pecuaria, etc. «Vamos avanzando y siempre sumando, multiplicando», sostiene. «Lo que mejor sabemos hacer son los desarrollos, estamos alineados con una forma de pensar de esta manera. Tenemos un buen equipo que trabaja para estar siempre a la vanguardia y buscando cosas nuevas».

Consultado sobre los nuevos desafíos globales, reconoce que el mundo está cambiando. «Hay una demanda a nivel mundial de productos con menor impacto ambiental, y ahí entramos nosotros de lleno. Nuestros productos disminuyen el uso de los fitosanitarios de síntesis. Abarcamos la producción en sí como el tratamiento de semillas para soja, que hasta se podría registrar como orgánico, pasando por las aplicaciones foliares; y los cultivos de servicio o cobertura. Es la hora de hacer una agricultura de toda la cadena: desde la aplicación de las semillas hasta bajar los barbechos, y disminuir la cantidad de fertilizantes ya que mejora el suelo y el Carbono».

El emprendedor reconoce que si bien muchas veces el consumidor final no lo ve, están colaborando en disminuir el impacto de la agricultura. «Somos una empresa joven, tenemos un mercado en expansión continua, hay una gran demanda de usar menos sistemas químicos, y estamos directamente empeñados en disminuir el impacto ambiental en el sistema».

La voz de la experiencia

Horacio Monella, el padre de Rodrigo, destacó que siempre estuvo ligado a las actividades de ingeniería detrás de la innovación. «Cuando mi hijo me lo propuso le dije que sí, y la primer experiencia fue con una damajuana de vidrio. A partir de ahí fuimos creciendo, el mercado nos fue llevando, y esto que era un depósito es hoy una fábrica», destaca.

La voz de la experiencia. Horacio Monella advirtió el potencial de los biológicos y avanzó con el emprendimiento.

Monella admite que esto es lo que se viene. «Los agroquímicos están mal vistos, se abre un mercado con mucho potencial como es el agro». Y reconoció que con sus 72 años, sigue trabajando como siempre. «No me puedo quedar quieto. El objetivo es seguir creciendo, y estamos logrando un buen grupo humano que es la llave de la empresa, es lo más valioso que tenemos. Es un emprendimiento con mucho futuro, y ahí estamos».

Servicios ecosistémicos

El Ing. Agr. José «Peco» Alonso es una de las patas agronómicas de la empresa. Y enfatizó que la misión es básicamente crear productos disruptivos e insumos para la producción agropecuaria. «Hoy tenemos una fuerte demanda social en producir con bajo impacto ambiental y productos cada vez más sanos. Nuestra misión está plasmada en producir microorganismos que nos ayuden a mejorar la performance de los vegetales. Hay un sinnúmero de micro organismos que están en el suelo y que permiten proteger a los vegetales de otros hongos, bacterias que controlan hongos, o enfermedades. A ese sinnúmero de micro organismos los investigamos cómo funcionan para cada problemática, y como hay mucha bibliografía internacional, los reproducimos, los envasamos y se los vendemos a los productores. Eso les permite ingresar a este sistema virtuoso». Alonso explica que su función es ser el nexo con los productores. «Tratamos de mostrar nuestro producto a campo, lo que lleva tiempo y esfuerzo, pero que tiene muchos resultados en poco tiempo».

En cuanto a lo que se viene, reconoce que hay mucha gente que coincide con esta visión: trabajar en la línea de lograr alimentos cada vez con menos contaminación, más inocuos y de mayor calidad para los seres humanos. «Conservar produciendo; productos que traten de reemplazar a los de síntesis, y con eso lograr menor impacto ambiental y productos de mayor calidad con menos residuos: producimos vida para producir más vida».

Hay equipo. La empresa crece rápido, de la mano de un portafolio diverso y adaptado a los requerimientos actuales.

Mover las estanterías

Otro de los eslabones societarios es el Ing. Agr. Federico Vionnet, primo, amigo y «casi hermano» de uno de los socios, que le propuso ser parte de la idea. «‘Peco’ Alonso me habló de estos productos para probar a campo. Y surgió una interesante relación basada en que Rodrigo tiene no solo buenas ideas, sino que técnicamente es muy sólido. Eso me cautivó y luego de debatir sobre la agricultura moderna que se viene surgió la idea de asociarnos. El necesitaba una pata más agronómica para su proyecto», recuerda. Y reconoce que este proyecto vino a «mover las estanterías» productivas y personales. «Yo era un asesor de empresas lecheras y gerenciaba una empresa familiar. Esto fue un nuevo desafío, y me gustan los desafíos», admitió con una sonrisa.

Evolución constante. Federico Vionnet remarca la importancia del feedback con los productores.

¿Qué producen?

Mercedes Adjad es la Jefa de la línea de producción. Y le explicó a Campolitoral que parten de la propagación de un inóculo de calidad. «Preparamos el volumen a escalar y hacemos crecer los micro organismos (bacterias y hongos). Después hacemos el seguimiento con la estacionalidad» una vez que el producto está envasado.

«Trabajamos a nivel estacional dependiendo el cultivo para el cual desarrollamos productos: para trigo, soja o maní. Hongos como el tricoderma, que tiene muchas funciones benéficas. A nivel general tenemos un departamento de calidad de producción y logística además de I+D, donde más articulamos a la hora de los nuevos desarrollos probando nuevas cepas y nuevos medios, para ver como performa a nivel planta con nuevos patógenos, y nuevas ideas que aportan la gerencia los productores, articulando de forma permanente con los clientes, los productores».

Mercedes Adjad es la Jefa de la línea de producción. Y le explicó a Campolitoral que parten de la propagación de un inóculo de calidad. «Preparamos el volumen a escalar y hacemos crecer los micro organismos (bacterias y hongos). Después hacemos el seguimiento con la estacionalidad» una vez que el producto está envasado.

«Trabajamos a nivel estacional dependiendo el cultivo para el cual desarrollamos productos: para trigo, soja o maní. Hongos como el tricoderma, que tiene muchas funciones benéficas. A nivel general tenemos un departamento de calidad de producción y logística además de I+D, donde más articulamos a la hora de los nuevos desarrollos probando nuevas cepas y nuevos medios, para ver como performa a nivel planta con nuevos patógenos, y nuevas ideas que aportan la gerencia los productores, articulando de forma permanente con los clientes, los productores».

Packaging adaptado. Los productos se adaptan a la producción intensiva y extensiva.

¿Cómo lo hacen?

Florencia Franciosi es la encargada de la supervisión, para que los productos avancen en un plan bajo estándares para la posterior liberación, desde que ingresan los principios activos de las cepas. Pureza, inocuidad, certificados, y a partir de allí la propagación y el escalado para ir a la etapa de fermentación para poder hacerlo en mayor volumen y cantidad. «Controlamos que la calidad se cumpla en el inicio, durante el proceso y en la liberación del producto final. Es una cadena relacionada y tratamos que en cada momento se cumplan los estándares necesarios», explica.

En tiempo real. En el invernadero y en diversos ensayos a campo se monitorean varios desarrollos simultáneos.

Por último, Ignacio Ugarte, encargado comercial, remarcó que están en constante contacto con los productores, por lo que esta relación es fundamental poder trabajar junto a ellos para demostrar el diferencial de los productos. «El mercado está pidiendo consumir productos inocuos con menos síntesis, y nosotros estamos encaminados en ese rumbo, hay una posibilidad de trabajar de forma amigable con el medio ambiente», redondeó en sintonía con sus compañeros.

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