En campos de Loma Alta, los Bressi desarrollan un emprendimiento mixto sustentado en el respeto obligatorio a las rotaciones agrícolas. Cultivos comerciales y de servicios se integran con un tambo donde el autoconsumo aporta la diferencia.

Agropecuaria «La Mansa» es la única empresa perteneciente al CREA San Martín de las Escobas-Colonia Belgrano que trabaja un campo 100 % arrendado. Ni una sola hectárea de su propiedad. Sin embargo, cuando le consultamos a uno de sus responsables qué opina de las reglas para el campo que pueda imponer el nuevo Gobierno, afirma que no es algo que ellos miren con mucha atención. Ante la sorpresa de este cronista, Federico Bressi se larga a detallar los pormenores del ADN de un emprendimiento con sólidas raíces, con gran sentido de pertenencia, y con una proyección firme hacia el futuro.

Rotación y «luces altas»

«Arrancamos a trabajar en la empresa de mi padre llamada ‘Agropecuaria José Bressi’, pero estamos en un proceso de traspaso de los campos alquilados a ‘La Mansa’ desde hace 4 años», reconoce Bressi, quien hace 16 años decidió quedarse a trabajar en el campo junto a su hermana Natalia y su cuñado Sebastián Mazzarello.

Es que para este profesor de musculación y aerobic, luego de un paréntesis de tres años trabajando en Franck, no pudo decirle que no al llamado del campo. «Mi hermana trabajaba en Rosario y también decidió volver al campo. Entramos en el grupo CREA hace unos 17 años, y desde entonces venimos trabajando juntos», recuerda.

Cambios de fondo

Una década y media atrás, la empresa contaba con 2 tambos (uno en Campo Piaggio y otro en Quiñones), y trabajaban unas 1600 has, de las cuales 600 estaban en la zona de San Mariano y San Vicente (suelos clase 3 a 5). «Decidimos cerrar el tambo de Quiñones, dejar esos campos hace unos 6 años atrás y alquilamos unas 300 has en zona Gálvez (suelos clase 1), y ese fue el cambio más grande», admite.

Otro de las incorporaciones importantes fue a nivel agrícola: desde hace unos 3 años incorporaron los cultivos de servicios. Hoy trabajan unas 800 has agrícolas en la zona de Loma Alta, de las cuales un 30 a 40 % las destinan a trigo, otro 30 a maíz (de primera y el resto tardío o arriba de los cultivos de servicio) y el resto a soja de primera. «Tratamos de mantener la rotación lo más estricta posible, porque eso estabiliza los rindes. No importa el Gobierno que esté. Pero tenemos que ser muy prolijos, en todo», reconoce.

En trigo siguen apostando a la variedad «Algarrobo» y «Baguette» (ciclos largos) y en ciclos cortos trabajan con «Ceibo». La fertilización es clave: se respeta en etapa de siembra con monoamónico y al voleo previo a la siembra el nitrógeno con el azufre. «Fertilizamos muy bien los trigos. Y también el maíz y la soja de primera. A los lotes que vienen de los cultivos de servicio les bajamos el nitrógeno porque la vicia lo captura del suelo», explica.

Los últimos 5 años tuvieron los rindes estabilizados. En Trigo: 35 a 40 qq., igual que en soja de primera. En soja de segunda de 36 a 37 qq promedio, y en maíz unos 85 quintales.

Bressi explica que el tambo se lleva las vicias picadas para el consumo de las vacas, sobre todo cuando faltan las alfalfas, porque las napas están entre 15 a 20 metros, «y cuando falta el agua se siente y mucho. En nuestro CREA la renta de los tambos es muy superior al de la agricultura. El apoyo que nos brindaron en la institución nos ayudó a organizarnos financieramente», reconoce.

Autoconsumo. Una salida fácil y superadora respecto del míxer. Las vacas y los operarios, «chochos».

Un modelo que rinde

El Ing. Agr. Diego Hugo Pérez asesora a esta empresa desde sus inicios profesionales, y le contó a Campolitoral algunos detalles del emprendimiento. En el plano de la agricultura, implica una rotación con gran participación de trigo con soja de segunda 45%, vicia y maíz de segunda 25-30%, 15-20% soja de primera (con y sin cultivos de cobertura), y maíz temprano 10-15%. «La idea es tener en corto plazo todo verde durante todo el año, a través del aporte de dobles cultivos (de servicios y rentas)».

A nivel de fertilización, Pérez detalla que se fertiliza el trigo con 100/120 kg/Ha MAP más 100 kg/Ha yeso más 180 a 220 kg/ha urea con correcciones con nitrógeno foliar en antesis.

A la vicia la siembran con sembradora lo antes posible (marzo/abril/mayo), luego la fertilizan con 100 kg/ha MAP y hacen doble inoculación, pura y consociada con avena y rabanito forrajero. El maíz sobre vicia no lleva nitrógeno. «El uso de la vicia es doble propósito, ya que puede que se use como reserva forrajera como silajes (hace 3 años que lo venimos haciendo con excelentes resultados y subiendo la escala de la misma) y también como cultivos de servicio incorporando raíces, materia seca aérea, control de malezas, limitando la erosión, y la compactación del suelo», afirma.

A la soja de primera la fertilizan con fósforo y azufre, y al maíz temprano con 120-130 kg/Ha MAP más 100 kg/Ha yeso más 220-250 kg/ha urea. «La idea es de a poco ir reduciendo los imputs al sistema y que el mismo, por mejoras en el recurso suelo, nos permita obtener producción que le sirva a la empresa desde todos los puntos de vista».

Según Pérez, esta es una empresa abierta a la experimentación, razón por la cual hacen varios ensayos de dudas que se generan en la campaña.

Respecto del tambo, se trata de un modelo pastoril de 350-400 vacas en ordeñe, con suplementación de silajes (maíz y vicia) más balanceado bajo la sala de ordeñe con comederos automáticos. Es un modelo que está yendo camino a la simplificación del sistema (tal como la región CREA Santa Fe Centro lo impulsa, con resultados extremadamente buenos).

El modelo, sin perder eficiencias, apunta a los autoconsumos de silajes, sin el uso de mixer, con ordeñes rápidos e instalaciones adecuadas. Actualmente se están haciendo inversiones para poner más aguadas en los lotes que faltan para evitar caminatas de las vacas y maximizar el consumo de forraje a campo. La dieta es 50% pastoril (alfalfas y rygrass), y el resto silaje y balanceado.

«Es importante destacar que la empresa realiza todas las labores con maquinaria propia (siembra, cosecha y transporte), menos las aplicaciones. Cuenta con un equipo de personal muy comprometido y de muy buena relación entre todos, al igual que el tambo» explica el asesor.

El CREA (San Martín de las Escobas-Colonia Belgrano) se ha consolidado como un grupo de gran apoyo, que ayuda mucho a que fluya la comunicación entre las partes y al análisis y comparación de los modelos de producción.

El especialista reconoce que en este sentido, han sabido diferenciar bien los roles. A la administración la lleva a cabo Sebastián con ayuda de una persona. Por su parte, Federico se ocupa de la parte de producción agrícola, maquinarias y de forrajes, y ambos del tambo y la recría. «Yo estoy como asesor particular de la empresa, donde nos juntamos y recorremos todo una vez por semana, y contamos con una comunicación continua de lo que va pasando en la empresa».

FUENTE: Campolitoral/Federico Aguer

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