La veterinaria Marion Koopmans es miembro del recientemente establecido grupo asesor de la Comisión Europea sobre COVID-19 y coordinadora del proyecto VEO (Observatorio Versátil de Enfermedades Infecciosas Emergentes), y asegura que “tenemos que repensar la detección de enfermedades para adelantarnos a nuevos brotes después del coronavirus”.
La especialista no duda y dispara una frase inquietante: “Sabemos que los brotes como el coronavirus se volverán más comunes en el futuro”. Por ello, Koopmans y su equipo están desarrollando técnicas para detectar nuevas enfermedades infecciosas a medida que emergen y rastrearlas cuando lo hacen. Gran parte de lo que han aprendido ya se está utilizando en la lucha global contra la nueva pandemia del coronavirus.
Las enfermedades emergentes, como el caso de la COVID-19, circulan en las poblaciones humanas o animales hasta cierto punto, pero cuando hay un cambio de algún tipo, conducen a un brote. En el caso de la COVID-19, por ejemplo, saltó la barrera de la especie de los animales para convertirse en un nuevo virus en los seres humanos.
Según declaraciones de la veterinaria para la revista Horizon, estas enfermedades surgen debido a que “cada vez más humanos comparten el mundo, y mientras tratamos de alimentarlos y acomodarlos, esto lleva a la pérdida de hábitat para los animales salvajes. Cuando revisamos lo que ha sucedido en los brotes de enfermedades emergentes, lo que vemos es que algo ha cambiado”.
La experta indica que esta perturbación puede conducir a un cambio en el comportamiento animal que los pone en contacto más estrecho con los humanos. “Así que podríamos ver un bosque que se está talando u operaciones de minería que expulsan a los animales de su hábitat habitual. Estas interacciones son un motor importante ya que aumentan la posibilidad de que una enfermedad cruce la barrera de la especie hacia los humanos”, asegura.
Asimismo, un factor determinante que también comenta la experta es el cambio climático. “Tiene un impacto en las enfermedades (existentes) al permitir que se trasladen a nuevas zonas. Los disturbios sociopolíticos son igualmente importantes ya que pueden traer desigualdad o el colapso de los sistemas de salud, lo cual puede ser un riesgo”.
Patologías que hay que seguir de cerca
“En VEO, hemos agrupado las enfermedades en diferentes escenarios que cubren muchas formas posibles de causar brotes. El primero se centra en las enfermedades transmitidas por vectores: virus, bacterias o parásitos que pueden infectar a los humanos, pero que son transmitidos por animales, típicamente insectos como mosquitos o garrapatas. La malaria y la enfermedad de Lyme son buenos ejemplos de ello. Podríamos ver ciertas especies de mosquitos portadores de malaria que aparecen en nuevas zonas a medida que el clima cambia”, declara Koopmans.
Por otra parte, destaca a las enfermedades zoonóticas, “que son transportadas por aves o animales salvajes y luego saltan la barrera de las especies para infectar a los humanos”.
Además, buscan patógenos ocultos que podrían ser liberados en el futuro, “como las enfermedades que actualmente están atrapadas en el permafrost pero que podrían emerger al derretirse este”.
Por último, infecciones raras que podrían convertirse en un problema en poblaciones urbanas de rápido crecimiento y alta densidad.
Marion Koopmans, veterinaria y miembro del grupo asesor de la Comisión Europea sobre COVID-19.
Una sola salud
En España, la Asociación de Veterinarios Titulares y Veterinarios de las Administraciones Públicas ha reclamado en diferentes ocasiones la necesidad de reestructurar los servicios de control sanitarios fronterizos y apostar por la creación de una Agencia de Control Sanitario en Frontera. “Este organismo permitiría responder de forma eficaz y coherente a las circunstancias que se están produciendo en la actualidad”, aseguran.
Ante la crisis sanitaria del coronavirus que estamos atravesando, los expertos y las autoridades, como la FAO o la OMS, insisten en la necesidad de aplicar el concepto “One Health”, enfoque en el que múltiples sectores se comunicen y colaboren para lograr los mejores resultados tanto en salud pública como sanidad animal y medioambiental, ya que “surge de un salto de especie, es decir, una adaptación a la especie humana de un virus que circulaba en poblaciones animales”.
Por ello, creen que la creación de una Agencia de Control en Frontera que aglutine a todas las profesiones sanitarias dependiente de un solo Ministerio, “es la mejor fórmula para que se actúe de forma coordinada, en el campo de la prevención sanitaria a todos los niveles. La integración en una estructura única creemos que es la forma más eficaz de abordar y prevenir todas estas enfermedades emergentes que están surgiendo y que están provocando estas emergencias sanitarias que estamos padeciendo en la actualidad y que está desbordando nuestro sistema de salud asistencial”, resaltan.
Asimismo, reiteran la petición de unificar a todos los Cuerpos de Veterinarios del Estado (Cuerpo de Veterinarios Titulares, Escala Técnica de Gestión de Organismos Autónomos, Especialidad Sanidad y Consumo, Área de Veterinaria y Cuerpo Nacional Veterinario), “ya que facilitaría y resolvería muchos de los problemas que actualmente se están produciendo en nuestras fronteras, beneficiaría el desarrollo de la carrera profesional y ayudaría al desarrollo del concepto One Health junto con el resto de profesionales de este ámbito aunándose todos los esfuerzo en una Agencia que actuarían al unísono ante cualquier peligro sanitario que pudiera surgir en nuestras fronteras”.
Red de laboratorios
Al ser uno de los países más golpeados por la pandemia, en España también decidieron ir un poco más allá. Por eso, la Universidad Complutense de Madrid (UCM) cuenta ya con una red de laboratorios para ayudar al diagnóstico de Covid-19. La idea de la creación de esta red de laboratorios surgió del catedrático José Manuel Bautista, profesor del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Veterinaria de la UCM, que actualmente es uno de los coordinadores del proyecto, junto al catedrático de Sanidad Animal Bruno González Zorn. Ambos han explicado en declaraciones a la publicación Animal’s Heath, cómo está avanzando el proyecto.
La red de laboratorios cuenta actualmente con un 40% de veterinarios en su plantilla y ha surgido, según han indicado los catedráticos, con el objetivo de colaborar, y hacerlo siempre de manera coordinada con la Administración, durante la crisis del coronavirus. “Los veterinarios no tenemos miedo a enfrentarnos al coronavirus”, ha manifestado Bautista —en relación a la formación y capacidad de la profesión veterinaria en el control de epidemias de enfermedades animales— quien ha señalado que gracias a esto hay un alto número de estos profesionales colaborando en la detección de Covid-19, no solo en los laboratorios de la UCM sino en otras partes de España.
Epidemiología veterinaria contra el coronavirus
Esta idea la comparte González Zorn, quien ha asegurado que esa amplia colaboración por parte del sector veterinario en el combate del nuevo coronavirus se debe, en parte, al amplio conocimiento de estos profesionales en materia de epidemiología, y a su contacto constante con epidemias en las diferentes especies animales.
En este sentido, González Zorn ha destacado que un veterinario “evidentemente” está muy bien formado en medicina individual, pero, sobre todo, en medicina de poblaciones, epidemiología y salud pública, aspectos esenciales en la lucha contra Covid-19. “De hecho, la mayoría de los laboratorios regionales están liderados por veterinarios, por lo que su presencia en esta epidemia debería ser mucho mayor”, ha explicado el catedrático.
Los límites de la cuarentena
El Colegio de Médicos Veterinarios de Santa Fe comunicó a sus asociados que el decreto de necesidad y urgencia con el que el Gobierno Nacional declara la cuarentena obligatoria deja excentas de su cumplimiento a algunas actividades específicas, incluyendo en las mismas al ejercicio de la Medicina Veterinaria. Sin embargo, pidió prudencia. “Como Colegio sugerimos que se limiten sólo a las atenciones de urgencias, realizando actividades estrictamente necesarias e impostergables”.
El parte fue más allá y deslizó algunas sugerencias de sentido común: “Realizar todas las actividades otorgando turnos. Suspender las cirugías programadas, salvo las impostergables por su gravedad. Si se requiere la entrega de alimento, medicamentos u otros accesorios programar el momento de la entrega. No atender peluquería. Evitar las urgencias domiciliarias. Limitar los horarios de atención y los traslados. Las actividades profesionales a campo deben limitarse a urgencias. Estamos ante una emergencia sanitaria, y donde es fundamental evitar la circulación. por lo que la profesión veterinaria debe colaborar para que la sociedad tome conciencia de la realidad que estamos viviendo. Seamos responsables y actuemos con el ejemplo”.
FUENTE: Campolitoral