La altura del Río Paraná en el puerto de Rosario ha descendido hasta 0,40 metros de profundidad, nivel que no se registraba desde hace casi 50 años. Esto implica enormes problemas logísticos, de transporte y de industrialización con un costo asociado de US$ 243 millones en el primer cuatrimestre de 2020, al resentir la navegación y carga máxima de los buques y barcazas en las terminales portuarias del Gran Rosario, epicentro de la agroindustria argentina.
Importancia del Complejo Oleaginoso
Dentro del territorio argentino, es la región del Gran Rosario la que se destaca como polo industrial-exportador de granos y subproductos. Este rol se ha visto potenciado desde la década del ’90 por una conjunción de factores naturales e inversiones humanas.
En cuanto a las primeras, la vera del Río Paraná ha sido tradicionalmente el epicentro de la ubicación de puertos graneleros, habida cuenta de su cercanía a la región más productiva para el cultivo de cereales y oleaginosas, la desembocadura en el Río de la Plata y desde allí al Océano Atlántico, y las ventajas naturales de la barranca del río para facilitar la carga a granel.
Sobre ello, inversiones en dragado, logística, recursos humanos e infraestructura productiva terminaron de configurar el combo que potencia al Gran Rosario como principal polo industrial-exportador de la cadena agrícola.
Observando en detalle las plantas y puertos dedicados al procesamiento de semillas oleaginosas y a la exportación de sus subproductos, en la zona de influencia del Área Metropolitana Gran Rosario, detallada como los 70 Km de costa sobre el Río Paraná que van desde la localidad de Timbúes, al norte, hasta Arroyo Seco, al sur, se encuentran localizadas 29 terminales portuarias que operan distintos tipos de cargas. De éstas, 19 despachan granos, aceites y subproductos y 12 tienen además plantas de molienda de oleaginosas anexados a sus terminales portuarias.
El complejo cuenta también con dos centrales termoeléctricas (San Martín y Vuelta de Obligado) localizadas en Timbúes, dos terminales que operan fertilizantes (Profertil y TFA), una terminal que despacha concentrados de cobre y oro (Minera Alumbrera), cinco terminales portuarias que operan petróleo y sus derivados (Petrobras, YPF, Esso, Oil Combustibles y en Arroyo Seco, Shell), y una terminal multipropósito, Terminal Puerto Rosario (TPR), que opera contenedores, cargas generales y aceites.
Para comprender el peso que tiene una bajante extraordinaria del Río Paraná en el sector agroindustrial y, por ende, en la economía argentina, baste recordar que este complejo agro-industrial exportador del Gran Rosario concentra el 80% de la capacidad teórica diaria de procesamiento de soja y girasol que tiene Argentina. Además, desde estas terminales portuarias se despacharon en el año 2019 el 67% de los granos, el 96% de las harinas y el 93% de los aceites vegetales que exportó el país en el período.
Semana a semana, la bajante del Paraná continúa agravándose por el déficit de lluvias hacia el norte de Argentina y en Brasil y, para peor, se espera que la situación empeore en el corto plazo.
En la última semana, la altura del rio medida por el hidrómetro ubicado en Rosario tuvo un fuerte descenso de 0,34 m, para ubicarse al miércoles 22 a las 00.00hs en los 0,4 m, el guarismo más bajo desde 1971, y sin antecedentes para el mes de abril desde que comienzan los registros en 1884. Este nivel resulta, además, muy inferior al mínimo de 2,47 metros que tiene que registrarse a la altura de Rosario para que Hidrovía S.A. tenga la obligación de garantizar los 34 pies de calado.
En la actualidad se observa un castigo en el precio del aceite de soja argentino que se traduce en una presión a la baja de las primas FOB argentina en relación a otros orígenes, como el brasilero. A la fecha, este diferencial en perjuicio del aceite de origen argentino ronda los 60 dólares, según operadores internacionales. Fuentes de la industria atribuyen esto a los siguientes motivos:
- los problemas logísticos derivados de la caída en el nivel del río Paraná, lo cual hace dificultosa la navegación con probabilidad de varaduras,
- el tiempo que se tarda en subir y bajar al Gran Rosario,
- el riesgo de un mayor corte de carga que el calculado inicialmente, cuando se llegue al Gran Rosario y empeoren las condiciones de navegación,
- A raíz de la bajante extraordinaria del río Paraná, cada tanker o tanquero que carga aceite de soja en los puertos del Gran Rosario está resignando una capacidad de carga de unos 6.000 toneladas por unidad, una cifra considerable,
- Hay poca disponibilidad de buques tanqueros y el flete viene subiendo fuertemente debido a que se están utilizando los buques como almacenaje de petróleo,
En base a una estimación del Departamento de Información y Estudios Económicos, las exportaciones de aceite de soja en el período marzo-mayo desde el Gran Rosario serían de 1,44 millones de toneladas. El castigo que hoy hace el mercado sobre el aceite de soja argentino asciende a 86,4 millones de dólares.
Efectos
Los efectos de la bajante del Río Paraná resultan multidimensionales. En el plano económico, por su impacto sobre el principal complejo exportador de la economía argentina, así como también en otras actividades fundamentales para la subsistencia de la región como la pesca, la potabilización de agua, pero también en lo ambiental al afectar el ecosistema del río.
Centrándonos en lo que hace efectivamente al complejo agroindustrial exportador del Gran Rosario, los problemas logísticos, de transporte y de industrialización detallados en el cuadro adjunto implican una pérdida para la economía argentina de US$ 244 millones en el primer cuatrimestre de 2020, al resentir la navegación y carga máxima de los buques y barcazas en las terminales portuarias del Gran Rosario, epicentro de la agroindustria argentina.
FUENTE: Julio Calzada, Patricia Bergero, Alfredo Sesé, Emilce Terré, Federico Di Yenno, Javier Treboux y Pablo Ybañez/BCR