El cambio climático impone desafíos de fondo para la producción láctea. El INTA le puso números al aporte del cruzamiento de razas lecheras, que marcan un camino de producción sostenible. Nuevas cruzas para producir en un contexto «caliente».

Días atrás, más de 70 asistentes participaron en una jornada lechera que se realizó en el INTA Rafaela, en la que presentaron información generada por un sistema de vacas cruzas. Aunque el barro no permitió realizar la recorrida prevista en el tambo, se produjo un rico intercambio con los técnicos del equipo en cada una de las charlas, y se invitó a todos los grupos interesados a visitarlo.

Esta unidad investigativa fue creada hace ya 38 años; lleva 19 de cruzamientos y 8 de trabajo de un mismo equipo técnico en su gestión, generando datos y estabilizándolos. Realmente se trata de una continuidad científica inédita, la que permitió poner a disposición una síntesis de la información generada. Además, el evento posibilitó que se compartieran conclusiones y también reflexiones respecto de la producción lechera con rodeos cruza, recibiendo las preguntas más recurrentes en el ambiente y la forma en que se toma y analiza la información para poder compartirla.

En la apertura de la jornada, el Director Jorge Villar invitó a los presentes a apropiarse de lo que produce el INTA y también a «hacernos preguntas que nos sirvan» para poder seguir produciendo información significativa.

Alternativas productivas

En este sentido, la coordinadora de la Unidad, Mariela Pece, hizo hincapié en que cada raza y por consiguiente cada cruza tiene sus características, y es importante darle «el ambiente para que se pueda expresar», enfatizando que las cruzas «no son una solución a los problemas básicos que tenemos en los sistemas lecheros», sino una alternativa productiva que se busca poner en común como una experiencia más que como una verdad. Eso sí, se trata de una experiencia que cuenta con información detallada y validada de muchos años. El arranque fue justamente con la historia de «la UPLI» en boca de Eduardo Comerón.

Más tarde, Pece realizó una caracterización de los últimos ocho años de la unidad, cuatro con carga animal baja y cuatro con carga alta. Y destacó la importancia del equipo de trabajo, tanto la del equipo chico, del día a día con el tambero y su ayudante incluídos, como de los que apoyan desde diversas áreas de la Experimental.

Presentó indicadores productivos, ambientales (balance y eficiencia de Nitrógeno y Fósforo, huella hídrica y huella de carbono) y económicos del último período (julio 2018-julio 2019). Luego, Martín Maciel se explayó en el tema reproductivo, la modalidad y distribución de los partos y el tamaño de los animales.

Trabajo a largo plazo. El equipo de INTA, enriquecido con el aporte de otras instituciones, logró mantener los objetivos para aportar información útil a la producción de la zona.

Ensayo a largo plazo

La Lic. en Genética Milba Vera es técnica investigadora y participante de proyectos a nivel nacional, coordinados por distintos especialistas y por un grupo de técnicos que investigan actividades particulares relacionadas con la producción animal. Además, es especialista en mejoramiento genético.

«Esta información no es de un ensayo, sino de un sistema productivo competitivo a nivel de producción de leche» remarcó Vera en la presentación de la selección genética realizada, donde los valores de proteína y grasa de la leche obtenidos fueron algunas de las variables puestas a consideración.

«Manejamos distintas unidades de tambo en INTA, cada uno con su especialidad, y esta es una de las tantas actividades que tenemos. Yo estoy en la parte genética de todos ellos, y esta experimental se especializa en la producción de leche a nivel nacional», agregó.

En este sentido, remarcó la importancia de un tambo de animales cruza que lleva 20 años de trabajo ininterrumpidos. «El proyecto surgió en el año 2000 por una demanda de los productores, cuando ellos mismos decidieron incorporar animales de otras razas, y cruzar vaquillonas Holando con Jersey. Pero luego de eso no sabían cómo seguir, por eso nos convocaron para ver si nos podíamos poner a investigar, y si valía la pena ese tipo de cruzamientos. Esta zona era Holando 100%», recuerda la investigadora.

En diálogo con Campolitoral, Vera explica que para poder evaluar el trabajo se necesita acumular mucha información (por la variación ambiental de manejo y también de coyuntura), que afectan a un sistema económico productivo.

«En un principio se hicieron ensayos de las líneas puras (en períodos de tiempo cortos), que luego se implementó en los sistemas de producción del tambo. Pasaron muchas cosas y pruebas en el medio, pero logramos mantener ese sistema de cruzamiento para poder ver los resultados», insiste con satisfacción.

El establecimiento pasó por varias etapas: un sistema intensivo, un sistema mixto con razas puras, una prueba de carga animal Cruza alternado Holando x Jersey. Después de eso (desde hace 8 años) no se hicieron más ensayos y se pasó a analizar como sistema completo, incluyendo un estudio económico de la producción. Pero siempre tratando de poner herramientas eficientes para el productor. «La intensificación está puntualizada en la carga animal», aclara Vera.

También recuerda que no fue fácil mantener la investigación a lo largo del tiempo. «Las inundaciones fueron terribles, pero se pudo mantener el tambo en el predio de la experimental. Al tratarse de un estudio de sistema, cerramos el trabajo para poder hacer transferibles los resultados. Y se pudo mantener como un tambo comercial».

Y destaca que las diferencias en las proporciones raciales del tambo se encuentran «a nivel genético estabilizado», manteniendo una rutina de cruzamiento alterno rotacional con dos razas.

Organización del trabajo

«En cuanto a la leche (grasa, proteína y porcentajes), encontramos resultados que la línea media 50 y 50 produce en líneas generales altos contenidos de sólidos útiles sin disminuciones productivas», expresa Vera.

El éxito del sistema tiene que ver con la alta carga, demostrando que es un sistema rentable. A nivel de reproducción es un tambo estacionado, que permite una logística para que el personal se permita -por ejemplo- tomar vacaciones, o a organizar su vida de una manera más amigable con el bienestar humano.

Vera afirma que en nuestra zona mayormente son tambos semi pastoriles, por lo que este sistema ayuda mucho en la organización del trabajo. «Estamos arriba, y gracia a eso se logran resultados efectivos. Para producir buena cantidad de leche se necesita preñar el 80 % de los animales a tiempo. Para ello, la detección del celo se hace de manera visual y se señala con pintura, haciendo una sola inseminación por día. Logramos longevidad, fertilidad, resistencia a enfermedades, menor impacto ambiental, resistencia a cambios climáticos (resiliencia). Y la estamos desarrollando, con la idea de seguirla con este grupo de animales», afirma.

El aporte Gyr. La sangre Gyrolando le aporta rusticidad para soportar mejor el ITH al Holando, manteniendo los índices productivos.

 

Los santos vienen marchando

En la zona de Esperanza, el Ing. Pedro Weidmann fue más allá, y viendo que los cambios en el ambiente eran más acentuados de lo esperado, decidió redoblar la apuesta.

Weidmann comenzó a incursionar en el tema en la década del 80, como docente e investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias, donde trabajó en el cruzamiento Holando Argentino con Jersey. Y recuerda que ya por entonces «veíamos que la vaca Holando sufría la presión del ambiente, el estrés calórico en particular. A partir de allí incursionamos durante más de dos décadas en cruzamiento alternado de las dos razas, tanto en producción de leche como de carne derivada».

La información técnica conclusiva de alto rigor, se logró gracias al aporte del Ing. Agr. Javier Baudracco (FCA UNL) en sus tesis de doctorado en la Universidad de Massey (Nueva Zelanda). La etapa experimental se realizó en la estación de INTA Rafaela, con la carga animal como variable principal.

Weidmann reconoce que después del año 2010 «nos dimos cuenta que el cambio ambiental nos estaba apurando más rápido de lo que podíamos responder. Vimos que algunos productores de carne e instituciones relacionadas, compartían el mismo diagnóstico: avanzar hacia la mayor resistencia al estrés calórico, manteniendo el vigor híbrido y la alta producción».

Así, la introducción de la raza Tuli desde Africa había permitido alcanzar la sintética San Ignacio en la Universidad Católica de Córdoba. Y a través de su participación en Julio de 2011 del 11° Simposio Internacional de Producción de Leche, en Minas Geraes, Brasil, le permitió conocer a criadores de la raza Girolando (Gyr 3/8 y Holando Americano 5/8). «Al principio año 2014- importamos semen de 6 toros de esa raza y allí empezamos a trabajar sobre toda la gama del cruzamiento alternado entre Holando Frisio y Jersey; ambas de origen neozelandés. Resultado de esto pudimos disponer en el año 2018 de 30 vacas de primera parición para iniciar un trabajo en tambo comercial, comparando con homólogas edad y fecha de parto- del mismo biotipo que sus madres.»

Campolitoral, en oportunidad de una jornada en la Sociedad Rural de Las Colonias, pudo apreciar los avances logrados con la utilización de razas más resistentes a las condiciones zonales. Ya se dispone de datos productivos y reproductivos, que se presentaron como novedad absoluta en una de las charlas técnicas del referido evento.

Concluyendo con la demostración en pista de ejemplares representativos de la cruza que llamó «San Arnoldo», en camino a lograr una raza sintética, la que tiene 3/16 Gyr, 6/16 Jersey Neozelandés, 5/16 Holando Americano, y 2/16 Frisio Neozelandés.

A manera de «devolución histórica», Weidmann la bautizó «San Arnoldo», en homenaje al fundador de la congregación del Verbo Divino, hoy San Arnoldo Janssen. Perteneciente a la misma congregación, el Padre Luis Kreder fue gestor principal de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de Esperanza. «Fui personalmente alumno secundario del Colegio San José. Y recibido de bachiller, me incorporé a la entonces Facultad, graduándome en 1967. Jubilado hace 5 años de las aulas, siguió trabajando en el campo, detrás del objetivo de cruzar animales buscando animales más aptos para el negocio, ya que claramente no hay una solo biotipo para un país tan extenso y variado como el nuestro.»

Finalmente, Weidmann admite que luego de su retiro de las aulas, sigue trabajando detrás del objetivo de lograr animales más aptos para el negocio de los productores. Y dispara: «dame el sistema de producción, y te diré que vaca te conviene».

Fuente: Campolitoral

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