Georges Breitschmitt, flamante titular del IPCVA, resaltó a AGROEVENTOS los desafíos de mantener el prestigio de las carnes argentinas en los mercados globales, ante la feroz estrategia de los competidores; y en medio de un escenario volátil, pero con oportunidades para la ganadería argentina. 

– ¿Qué objetivos generales te planteás para el organismo?

– Me siento honrado con haber sido designado en el Instituto que representa tal vez el producto más emblemático que tiene el país, y con muchos objetivos por delante; en seguir manteniendo a lo alto el organismo y promocionando y haciendo que la carne argentina no pierda el estatus que siempre tiene que tener.

Se sabe, la carne argentina es un sello de calidad a nivel global. Hay algunas cosas que son más inmediatas y otras más de largo plazo. Una que digo siempre es que tenemos la mejor carne del mundo, pero no nos tenemos que dormir en los laureles. Nuestros competidores están haciendo bien su trabajo y nos vienen mordiendo los talones. Así que tenemos que seguir en ese paso y empezar a lograr volumen.

Tengamos en cuenta que venimos estancados en 50, 53 millones de cabezas hace varios años y tenemos que empezar a subir ese stock. Por otro lado, difundiendo las bondades de la proteína de la carne, tanto afuera como adentro.

Y también comunicar bien lo que hace el Instituto, que muchas veces hemos recibido críticas en cuanto a eso, y llegar al aportante de a pie y explicar bien qué es lo que hacemos.

– ¿Cuál es la razón de ser del IPCA en este escenario?

– El Instituto, como le indica su nombre, es el Instituto de Promoción de Carne y Vacuna Argentina. No es un capricho, entendamos que todos nuestros competidores tienen agencias similares, Brasil, Uruguay, Nueva Zelanda, Australia, Estados Unidos, donde si bien tenemos la mejor carne del mundo, hay que salir a venderla. Alguien me dio un ejemplo sobre la famosa bebida que tomamos todos, es la más vendida del mundo, pero sin embargo siguen haciendo promoción. Así que yo creo que es un desafío de acá en adelante, como dijiste un poco, explicar bien a los aportantes qué hacemos y por qué lo hacemos y lograr resultados sobre todo.

– ¿Cómo ves el cambio de matriz, si se quiere, para la ganadería nacional en base a una nueva política de apertura económica nacional?

– Sabemos que tenemos un producto muy competitivo, sustentable y además para colocar en el mundo, o sea, que en ese sentido no tenemos miedo a darle batalla. Yo creo que las aperturas de mercado las tenemos que saber aprovechar, y si bien es un mundo tal vez un poco convulsionado en este momento, siempre hay oportunidades y que las tenemos que seguir explorando, como puede ser lo que llamamos el mercado religioso, donde se vende la carne bajo ritos kosher o halal. Creo que es un momento de oportunidades, siempre cuidando el producto.

– ¿Cuál es tu trayectoria de vida y tu mirada con respecto al rol de la carne argentina?

– Soy hijo de padre francés y de madre argentina, nacido en Benidorm, España, en la época del generalísimo, lo que me llevó por esta situación familiar de vivir un poco entre los dos lados del Atlántico y también entre el campo y la ciudad, lo que uno trata es de capitalizar lo mejor de cada uno de esos extremos y cosas que uno no se da cuenta, pero las va absorbiendo sin querer gracias a la situación familiar y me ha tocado en eso, por ahí como es el rubro del campo con nuestros padres, que a veces no es fácil ingresar en la actividad familiar, me ha tocado trabajar en el mundo de la finanza, de la auditoría, de la gestión, hasta que en el fallecimiento de mi padre en el 2009 con mi hermana y mi madre, que somos de cuarta y quinta generación, nos estamos haciendo cargo de la explotación agropecuaria en Carabelas, Partido de Rojas, y bueno, ahí yo pertenezco a la Cooperativa de Carabelas, que ésta a su vez pertenece a la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA).