Argentina mantiene desde 2002 el estatus de país libre de fiebre aftosa con vacunación, reconocimiento otorgado por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). Este logro sanitario se sostiene gracias al esfuerzo conjunto de productores, veterinarios y organismos oficiales, con un sistema de vacunación obligatoria que cubre a todo el ganado bovino del centro y norte del país.

El último brote de la enfermedad se registró en 2006, en Corrientes, donde fue detectado y controlado rápidamente. Desde entonces, el país no ha vuelto a reportar casos, consolidando una historia de casi dos décadas sin focos. En tanto, la Patagonia conserva el estatus de zona libre sin vacunación, una categoría sanitaria superior que abre puertas a mercados internacionales de alto valor y refuerza la imagen sanitaria de la ganadería argentina.

La fiebre aftosa es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta a animales de pezuña hendida, como bovinos, porcinos, ovinos y caprinos. Se caracteriza por causar fiebre alta, ampollas (aftas) en la boca, lengua, patas y ubres, lo que genera pérdida de peso, caída de la producción láctea y dificultades para alimentarse o caminar. Aunque no afecta la salud humana, sus consecuencias económicas son enormes: obliga al cierre inmediato de exportaciones, genera restricciones comerciales y afecta el valor del rodeo nacional.

Por su capacidad de diseminarse rápidamente a través del movimiento de animales, vehículos o productos contaminados, la prevención se basa en campañas de vacunación masiva, control sanitario en fronteras y trazabilidad. En Argentina, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) coordina el plan nacional de lucha, junto a las fundaciones y entes sanitarios regionales.

Gracias a esta estructura de trabajo conjunto, el país logró consolidar un sistema sólido de vigilancia epidemiológica, capaz de detectar cualquier foco en forma temprana y evitar su propagación. Mantener este estatus no solo significa proteger la producción ganadera, sino también preservar la reputación internacional de la carne argentina, una de las más reconocidas del mundo.